Perros para Epilepsia
En este caso real veremos como los perros nos pueden ayudar incluso en las situaciones como la epilepsia gracias a su intuición y amor incondicional. Su presencia en mi vida me ayudó ya que estoy preparada antes de sufrir cualquier ataque de epilepsia.
¿Qué son perros para epilepsia?
Son perros que han aprendido a avisar a su amo de que dentro de poco este sufrirá un ataque epiléptico. Esto le permite al amo prepararse de manera que puede parar la actividad que está desarrollando y por ejemplo ponerse en el suelo o avisar a sus familiares. En el caso de los niños eventualmente el perro puede ir y avisar a los padres.
¿Qué pueden proporcionar los perros para epilepsia?
Seguridad.Amistad y afecto.
¿Qué saben hacer los perros para epilepsia?
El perro lleva a la atención del dueño que dentro de poco sufrirá un ataque epiléptico.
Finalmente, cada perro sabe algunos juegos a jugar con su amo para reforzar todavía más la amistad incomparable y duradera creada entre el amo y el perro.
¿El perro puede ser entrenado para mis necesidades individuales?
Sí. Se puede entrenar al perro a resolver más tareas según las necesidades individuales de una persona.
¿Quién puede beneficiarse de los perros para epilepsia?
Las personas que sufren ataques epilépticos.Estos perros no son convenientes para las personas psíquicamente disminuidas.
¿Qué conlleva tener un perro para epilepsia?
Está claro que un perro puede llegar a jugar un papel invalorable en la vida de una persona con epilepsia. Sin embargo, lo que también hay que tener claro es que un perro obliga a esta persona a cambiar su estilo de vida dejándole sitio al perro en su vida cotidiana. Hay que cuidar de él, hay que sacarlo a pasear, hay que mantener el entrenamiento, hay que asearlo periódicamente, hay que procurar que siempre esté lo más sano posible, hay que llevarlo al veterinario y hay que darle la mejor comida, por lo que también ocasiona gastos. Pero, sobre todo, el amo simplemente ha de ocuparse de él.
Además, hay que tener en cuenta que el promedio de duración de vida de un perro es de aprox. 10 años, por lo que estas obligaciones también serán de unos 10 años.
Un caso práctico
Hace ya más de tres años que se me diagnosticó epilepsia.
Desde la infancia sufría graves migrañas, mareos y desmayos. Pase por distintos tipos de tratamiento en base a diagnósticos erróneos.
Pasaron varios años hasta que finalmente tuve mi primera convulsión, que de alguna manera contribuyo a que los médicos se movilizaran a realizar distintas alternativas de estudios.
Mi sensación en cuanto a lo físico era textualmente lo que se lee en los libros.
En este caso real veremos como los perros nos pueden ayudar incluso en las situaciones como la epilepsia gracias a su intuición y amor incondicional. Su presencia en mi vida me ayudó ya que estoy preparada antes de sufrir cualquier ataque de epilepsia.
¿Qué son perros para epilepsia?
Son perros que han aprendido a avisar a su amo de que dentro de poco este sufrirá un ataque epiléptico. Esto le permite al amo prepararse de manera que puede parar la actividad que está desarrollando y por ejemplo ponerse en el suelo o avisar a sus familiares. En el caso de los niños eventualmente el perro puede ir y avisar a los padres.
¿Qué pueden proporcionar los perros para epilepsia?
Seguridad.Amistad y afecto.
¿Qué saben hacer los perros para epilepsia?
El perro lleva a la atención del dueño que dentro de poco sufrirá un ataque epiléptico.
Finalmente, cada perro sabe algunos juegos a jugar con su amo para reforzar todavía más la amistad incomparable y duradera creada entre el amo y el perro.
¿El perro puede ser entrenado para mis necesidades individuales?
Sí. Se puede entrenar al perro a resolver más tareas según las necesidades individuales de una persona.
¿Quién puede beneficiarse de los perros para epilepsia?
Las personas que sufren ataques epilépticos.Estos perros no son convenientes para las personas psíquicamente disminuidas.
¿Qué conlleva tener un perro para epilepsia?
Está claro que un perro puede llegar a jugar un papel invalorable en la vida de una persona con epilepsia. Sin embargo, lo que también hay que tener claro es que un perro obliga a esta persona a cambiar su estilo de vida dejándole sitio al perro en su vida cotidiana. Hay que cuidar de él, hay que sacarlo a pasear, hay que mantener el entrenamiento, hay que asearlo periódicamente, hay que procurar que siempre esté lo más sano posible, hay que llevarlo al veterinario y hay que darle la mejor comida, por lo que también ocasiona gastos. Pero, sobre todo, el amo simplemente ha de ocuparse de él.
Además, hay que tener en cuenta que el promedio de duración de vida de un perro es de aprox. 10 años, por lo que estas obligaciones también serán de unos 10 años.
Un caso práctico
Hace ya más de tres años que se me diagnosticó epilepsia.
Desde la infancia sufría graves migrañas, mareos y desmayos. Pase por distintos tipos de tratamiento en base a diagnósticos erróneos.
Pasaron varios años hasta que finalmente tuve mi primera convulsión, que de alguna manera contribuyo a que los médicos se movilizaran a realizar distintas alternativas de estudios.
Mi sensación en cuanto a lo físico era textualmente lo que se lee en los libros.
En la actualidad, gracias a los distintos remedios que me recetaron, puedo tener una vida CASI normal.
"Casi" porque en el aspecto social el cambio fue rotundo. Cuando un desconocido ve una convulsión, es muy difícil que lo asocie con un episodio epiléptico, en vez de una "sobredosis de cocaína"...
En el trabajo fui despedida porque mi tarea consistía en estar frente a una computadora durante 8 horas todos los días, y el parpadeo del tubo del monitor funcionaba como disparador de convulsiones. En una gran empresa se dificulta el hecho de que un empleado tenga que tomar una medicación cada 4 horas y siempre es preferible emplear gente "sana".
Todas estas situaciones, en cuanto a lo social, lo laboral y por supuesto lo físico, me llevaron a sufrir depresión por más de dos años.
Todo esto es una anécdota en mi vida. Un capitulo superado gracias a la inmensa colaboración de quien menos me lo esperaba: Sasha.Sasha es una Golden Retriever de tres años y medio. Jamás había sido adiestrada más que para obediencia básica.
Y aunque los planes para ella habían sido otros, nunca fue otra cosa más que una grata compañía, una "perra de familia".
Junto al diagnostico de mi enfermedad, con el comienzo de las convulsiones, devino un cambio en su conducta. Había ciertos momentos en que se alteraba y parecía agresiva, ladrando desesperadamente en mi cara.
Esto es raro porque Sasha no es un perro bullicioso. Suele estar alegre y con su cola moviéndose todo el tiempo, característica de su raza, pero es muy silenciosa.
Luego de varios episodios convulsivos míos, esta conducta atípica suya llamó la atención de un medico que la observaba, quien inmediatamente sugirió que estuviésemos alertas en su próximo "ataque de ladridos" para ver si coincidían con una cercana convulsión mía.
Exactamente así fue. Hubo una época en donde las convulsiones eran muy frecuentes, y todas surgían luego de su cambio de actitud.
Pudiendo observar esta relación y consultándolo con varios profesionales, llegamos a la conclusión que Sasha tenia cierta capacidad de detectar con anticipación a los ataques de epilepsia.
A medida que ella iba "comunicando" estos episodios, era recompensada con golosinas. En poco tiempo logro llegar a predecir las convulsiones con hasta 15 minutos de anticipación y nunca hubo un error. Ante un repentino cambio en su conducta, proseguía mi convulsión.
Su presencia en mi vida no solo contribuyo a lo clínico, ya que estoy preparada antes de sufrir un ataque. También en lo psicológico, ya que no me siento "desprevenida" frente a un malestar, me da una gran seguridad saber que me puedo enterar antes de que surja el problema para poder buscar ayuda.
En cuanto a lo emocional el cambio fue rotundo. Compañía, seguridad, amor son las principales sensaciones que me despierta. También siento un gran compromiso con la vida, con ella.
Definitivamente no puedo pensar en mi vida sin su incondicionalidad, pero principalmente guardo la lección que todos los días me enseña: una caricia es suficiente recompensa para una vida llena de amor.
"Casi" porque en el aspecto social el cambio fue rotundo. Cuando un desconocido ve una convulsión, es muy difícil que lo asocie con un episodio epiléptico, en vez de una "sobredosis de cocaína"...
En el trabajo fui despedida porque mi tarea consistía en estar frente a una computadora durante 8 horas todos los días, y el parpadeo del tubo del monitor funcionaba como disparador de convulsiones. En una gran empresa se dificulta el hecho de que un empleado tenga que tomar una medicación cada 4 horas y siempre es preferible emplear gente "sana".
Todas estas situaciones, en cuanto a lo social, lo laboral y por supuesto lo físico, me llevaron a sufrir depresión por más de dos años.
Todo esto es una anécdota en mi vida. Un capitulo superado gracias a la inmensa colaboración de quien menos me lo esperaba: Sasha.Sasha es una Golden Retriever de tres años y medio. Jamás había sido adiestrada más que para obediencia básica.
Y aunque los planes para ella habían sido otros, nunca fue otra cosa más que una grata compañía, una "perra de familia".
Junto al diagnostico de mi enfermedad, con el comienzo de las convulsiones, devino un cambio en su conducta. Había ciertos momentos en que se alteraba y parecía agresiva, ladrando desesperadamente en mi cara.
Esto es raro porque Sasha no es un perro bullicioso. Suele estar alegre y con su cola moviéndose todo el tiempo, característica de su raza, pero es muy silenciosa.
Luego de varios episodios convulsivos míos, esta conducta atípica suya llamó la atención de un medico que la observaba, quien inmediatamente sugirió que estuviésemos alertas en su próximo "ataque de ladridos" para ver si coincidían con una cercana convulsión mía.
Exactamente así fue. Hubo una época en donde las convulsiones eran muy frecuentes, y todas surgían luego de su cambio de actitud.
Pudiendo observar esta relación y consultándolo con varios profesionales, llegamos a la conclusión que Sasha tenia cierta capacidad de detectar con anticipación a los ataques de epilepsia.
A medida que ella iba "comunicando" estos episodios, era recompensada con golosinas. En poco tiempo logro llegar a predecir las convulsiones con hasta 15 minutos de anticipación y nunca hubo un error. Ante un repentino cambio en su conducta, proseguía mi convulsión.
Su presencia en mi vida no solo contribuyo a lo clínico, ya que estoy preparada antes de sufrir un ataque. También en lo psicológico, ya que no me siento "desprevenida" frente a un malestar, me da una gran seguridad saber que me puedo enterar antes de que surja el problema para poder buscar ayuda.
En cuanto a lo emocional el cambio fue rotundo. Compañía, seguridad, amor son las principales sensaciones que me despierta. También siento un gran compromiso con la vida, con ella.
Definitivamente no puedo pensar en mi vida sin su incondicionalidad, pero principalmente guardo la lección que todos los días me enseña: una caricia es suficiente recompensa para una vida llena de amor.
2 comentarios:
Hola, dceseo saber donde comprar un perro para epilepsia en Chile o desde Chile, mi hijo sufre esa enfermedad desde los 14 años. cualquier dato se los agradeceria.
yorko.arenas@gmail.com
Hola deseo comprar un perro para mi hija quien sufre epilepsia y síncopes neurocardiogénicos, o encontrar quien lo entrena para detectarlo y ayudarle. Este lo necesito para Bogotá en Colombia, agradezco su información al correo syr_rozo@yahoo.es
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