miércoles, 16 de julio de 2008

EL PERRO Y SU LUGAR EN LA FAMILIA



Los perros y su lugar en la familia


El perro, desde que nace, busca un espacio dentro de su camada. Habrá cachorros que sean más pasivos, otros más dominantes y otros fieles y sumisos pero, finalmente, el más fuerte será el que ostente el puesto del perro alfa. Cuando al can recién nacido se le aparta de sus compañeros de camada y se le introduce en otro grupo, suele adaptarse muy bien y comienza a buscar su lugar dentro del nuevo colectivo. Es aquí cuando hay que prestarle atención y dejarle bien claro que su puesto está por debajo de nosotros. La mascota nos considera como uno de ellos, de ahí que se adapte perfectamente al nuevo hogar.
Este animal, al ser descendiente del lobo, lleva en sus genes la necesidad de sobrevivir en manada. Por este motivo, cuando viva en comunidad tenderá a buscar su lugar entre sus compañeros. Como comenta Antonio Pozuelos, reconocido etólogo, "el perro siente por nuestra especie un cariño que no demuestra hacia ninguna otra. Es capaz de integrarse en nuestras jerarquías de grupo, y si lo convencemos, nos tomará por líderes y aceptará sin discutir cualquier orden que le demos por equivocada que sea".
La educación, complicada tarea
En muchas ocasiones vemos cómo hay dueños que no han sido capaces de educar a su mascota correctamente o, lo que es lo mismo, integrarle dentro de nuestra camada. Esto da como resultado abandonos o sacrificios, porque ya el perro no acepta las órdenes de su dueño al cual ha considerado como un miembro inferior. Es así como ven ellos al ser humano, como miembros de una camada en la que tienen que encontrar su lugar. Así, cuando adoptamos un perro tenemos que tener en cuenta la postura de líder desde el primer momento y no dejar que el cachorro haga lo que se le antoje para conseguir el respeto.
Para lograr que el recién nacido acepte nuestras órdenes y nos admita como el perro alfa, debemos seguir unas conductas específicas para obtener la finalidad que buscamos: educar al perro correctamente y evitar así problemas futuros de conducta.
Ten en cuenta algunas situaciones
Cuando el perro se sube al sofá, lo primero que hay que hacer es reñirle con un ‘no’ en tono seguro y firme, cuidando de no gritarle para que cuando el animal oiga el ‘no’ lo identifique claramente y sepa que ha hecho algo mal. Es importante que siempre emplees el mismo tono al referirte al ‘no’. Si el perro se mantiene en el sofá, dale un pequeño coscorrón en el morro, bien con la mano o un periódico enrollado. Una vez en el suelo, es preciso ordenarle que se siente y, cuando haya obedecido, se le dará un poco de pan o una croqueta de pienso como recompensa por haber hecho caso. Este método es el más aconsejable para conseguir que el perro obedezca y coja respeto.
Si el can asume que el padre es el ‘jefe’ (detectando que hay un ‘macho dominante’, que es lo normal), cuando la madre regañe al padre, por el motivo que sea, es mejor que el perro no lo vea. De lo contrario, asumirá que se puede cuestionar el rango y, cuando sea adulto, tanteará sus posibilidades de ‘ascenso’ en esta jerarquía.
Algunos ejercicios básicos
A continuación se expondrán algunos consejos para que el cachorro adopte estas costumbres. De todas formas, es preciso recalcar que si existe un problema de comportamiento en un perro adulto, antes de tomar una decisión inadecuada, habría que consultar con un especialista en conducta animal, como son los etólogos y los adiestradores.
Hay que comenzar con la educación y socialización del perro desde que es un cachorro o, de lo contrario, es muy probable que se produzcan problemas de dominancia cuando sea adulto.

El perro debe tener juguetes propios a su disposición y sólo jugar con ellos. Por eso, es recomendable quitarle cualquier cosa que haya cogido sin tu permiso.


El que un perro jugando se ponga encima de otro o de las personas es señal de dominancia, por eso no se le debe permitir que lo haga. Es una posición de autoridad e intenta alcanzarla para saber a qué atenerse. En cuanto se ponga encima se le debe tumbar en el suelo y dejarlo panza arriba un rato, para que asimile que los dominantes sois vosotros.

Hay que utilizar de forma adecuada los premios y castigos, premiándole cuando obedece y castigándole cuando hace algo mal o desobedece. Se conseguirán mejores resultados cuando únicamente premies a los cachorros –refuerzo positivo- que si les regañas -refuerzo negativo-. Tan malo es castigarle sin motivo como no premiarle cuando se lo gana. A veces bastará con una simple caricia.

Los cariños y caricias hacia el perro nunca han de ser gratuitas, sino que deben ser ganadas. Por ejemplo, si quieres mimarlo, lo primero que puedes hacer es darle una orden (siéntate, ven...) y cuando la cumpla, acariciarle.

Los machos alfa tienen el privilegio de poder tocar a otro miembro de la manada siempre que quieran. Por eso es bueno tocarle de vez en cuando, haciendo que se acueste y acariciándole todo el cuerpo, barriga incluida (recordando que ponerse panza arriba es muestra de sumisión). De la misma forma no debes permitirle que él te toque cuando le apetezca.

En la mayoría de las ocasiones el can convivirá con más de una persona. Por eso es importante que toda la familia esté al tanto de estos consejos básicos y procure no confundirle.
Aunque, durante los primeros días de vida de un animal hay que enseñarle las reglas básicas para que se adecue a las normas del hogar, no hay que olvidar que con cariño y caricias todo es mucho más llevadero, ya que además de respeto, el perro sentirá hacia su dueño un amor incondicional. Si además de obediencia, te trasmite cariño, el esfuerzo se verá doblemente recompensado.

No hay comentarios: